Powered By Blogger

jueves, 15 de octubre de 2015

A MÍ TAMBIÉN ME TILDARON DE “MARICA”.
POR JULIAN MESINO ESTRADA                                                      GRUPO: GD5

 
Dios me bendijo permitiéndome crecer en el seno de una familia amorosa; liderada por padres dedicados y entregados a sus frutos, mi hermano y yo.
Por esta razón me decanté por escribir sobre este tema propuesto en el foro, titulado: ¿prejuicio o verdad? Jesica Hoyos fue quien empezó publicando: "Mi papá y yo teníamos un afecto mutuo que para muchos de nuestros allegados era un escándalo que limitaba con la enfermedad. Algunos de mis parientes decían que mi papá me iba a volver marica de tanto consentirme".
En general me he sentido muy identificado con el libro, muchos aspectos expuestos por el autor parecieran  reflejarse en mi vida. El amor que Héctor Abad Faciolince sentía y que se asemejaba más a una veneración hacia su padre se puede parangonar al que yo siento hacia el mío. El “viejo”, como le digo cariñosamente, fue mi primer amor y mi superhéroe durante mi niñez, quizás porque lo veía como el más fuerte y quien mandaba en la casa, o tal vez por esa cualidad (que siendo chico no entendía y ahora sí) de que siendo grande se hacía pequeño para compartir conmigo cada una de mis alegrías, mis tristezas y mis miedos.
Desde que tengo uso de razón jamás me he ido a dormir, aun estando enojados (porque como en cualquier familia han existidos altercados), sin un “buenas noches” de su parte, y siempre al despertar no salgo de mi casa sin antes darle un beso en la frente y que él me corresponda con un abrazo.
Me siento afortunado porque conté con un papá, una mamá, y sobre todo con un hermano que siempre estuvieron abiertos a darme un abrazo, a darme un beso, personas con las que me sentía protegido y seguro, esas personas que delante de quien sea me decían “te amo” y que aún lo siguen haciendo, personas con las que no tengo pudor y de forma recíproca les contesto con un: “yo también te amo”.
De la intervención que hizo en el foro Nicolle Coronado, el  30 de septiembre de este año, rescato algo puntual que creo importante: establecer límites. Un segmento de su participación dice: “Considero que todo en exceso es malo, por tanto el amor en exceso a veces no es sano…”. Hasta cierto punto estoy de acuerdo con ella, porque a veces al entregar tanto cariño desbordado se tiende a sobreproteger y perder la objetividad al momento de reconocer una falla en la conducta del menor y esto genera lo que vulgarmente conocemos como “alcahuetería”, perjudicándolo y apoyando en la formación de un carácter erróneo. Aunque considero que entregando igual todo ese amor, pero estableciendo limites, puede ayudar al fomento de un desarrollo de personalidad adecuada y una persona íntegra, de bien, de servicio para la sociedad. 
Posteriormente la intervención de la docente, adjuntando un el video titulado [1] “Afecto entre hombres (siglos XIX y XX) Bromance”, me hizo interesarme aún más en la discusión. Aquí es donde traigo a colación un personaje que fue igual de importante, inclusive, me atrevería a decir que hasta en mayor grado que mis padres en mi proceso de formación, esa persona es mi hermano.
"Bromance"
Andrea Sofía Mejía De Castro, en su participación titulada “Sencillamente pura hermandad(01/10/15), expone: “Al observar el vídeo la sensación que deja en mí, es un afecto de hermanos, que no debe verse como algo extraño. Es su manera de demostrar cariño. Es como si las imágenes dijeran: "Hermano yo estaré allí pase lo que pase"”.
Así mismo lo vi, identificado plenamente por el amor tan inmenso que existe entre mi hermano y yo, tan grande que muchas veces me cuestiono si seré mal hijo por preferirlo a él, muchas veces por encima de mis padres. Pero lo cierto es que este amor tan filial se lo debemos a ellos; porque fueron quienes nos lo inculcaron.
Siempre que nos vemos nuestro saludo es un beso en la mejilla y un abrazo en el que ambos nos fundimos, es una acción que muchas personas no comprenden y si no conocen nuestro parentesco, podrían hasta creer que raya en lo homosexual.
De igual forma, esa bonita costumbre que nos enseñaron los “viejos” no cesará, y espero algún día, si Dios me bendice con hijos, educarlos de la misma manera; porque creo que el hecho de demostrarse afecto entre varones no incide de ninguna forma en la orientación sexual, es tan solo un prejuicio, y en foro todos coincidimos en esa apreciación, todos tenemos la convicción de que por el contrario, una persona expuesta a tanto amor puede ser más productivo para la sociedad.   
REFERENCIAS

[1] SALAZAR, MÓNICA. [moniCA Salazar]. (11 de febrero de 2015). Afecto entre hombres (siglos XIX y XX) Bromance. [Archivo de video]. Recuperado de: <https://www.youtube.com/watch?v=d8NIuaAyskg>.

No hay comentarios:

Publicar un comentario