A MÍ TAMBIÉN ME TILDARON DE “MARICA”.
POR JULIAN MESINO ESTRADA
GRUPO: GD5
Dios
me bendijo permitiéndome crecer en el seno de una familia amorosa; liderada por
padres dedicados y entregados a sus frutos, mi hermano y yo.
Por
esta razón me decanté por escribir sobre este tema propuesto en el foro,
titulado: ¿prejuicio o verdad? Jesica
Hoyos fue quien empezó publicando: "Mi
papá y yo teníamos un afecto mutuo que para muchos de nuestros allegados era un
escándalo que limitaba con la enfermedad. Algunos de mis parientes decían que
mi papá me iba a volver marica de tanto consentirme".
En
general me he sentido muy identificado con el libro, muchos aspectos expuestos
por el autor parecieran reflejarse en mi
vida. El amor que Héctor Abad Faciolince sentía y que se asemejaba más a una
veneración hacia su padre se puede parangonar al que yo siento hacia el mío. El
“viejo”, como le digo cariñosamente, fue mi primer amor y mi superhéroe durante
mi niñez, quizás porque lo veía como el más fuerte y quien mandaba en la casa,
o tal vez por esa cualidad (que siendo chico no entendía y ahora sí) de que
siendo grande se hacía pequeño para compartir conmigo cada una de mis alegrías,
mis tristezas y mis miedos.
Desde
que tengo uso de razón jamás me he ido a dormir, aun estando enojados (porque
como en cualquier familia han existidos altercados), sin un “buenas noches” de
su parte, y siempre al despertar no salgo de mi casa sin antes darle un beso en
la frente y que él me corresponda con un abrazo.
Me
siento afortunado porque conté con un papá, una mamá, y sobre todo con un
hermano que siempre estuvieron abiertos a darme un abrazo, a darme un beso,
personas con las que me sentía protegido y seguro, esas personas que delante de
quien sea me decían “te amo” y que aún lo siguen haciendo, personas con las que
no tengo pudor y de forma recíproca les contesto con un: “yo también te amo”.
De
la intervención que hizo en el foro Nicolle Coronado, el 30 de septiembre de este año, rescato algo
puntual que creo importante: establecer límites. Un segmento de su
participación dice: “Considero que todo
en exceso es malo, por tanto el amor en exceso a veces no es sano…”. Hasta
cierto punto estoy de acuerdo con ella, porque a veces al entregar tanto cariño
desbordado se tiende a sobreproteger y perder la objetividad al momento de
reconocer una falla en la conducta del menor y esto genera lo que vulgarmente
conocemos como “alcahuetería”, perjudicándolo y apoyando en la formación de un
carácter erróneo. Aunque considero que entregando igual todo ese amor, pero
estableciendo limites, puede ayudar al fomento de un desarrollo de personalidad
adecuada y una persona íntegra, de bien, de servicio para la sociedad.
Posteriormente
la intervención de la docente, adjuntando un el video titulado [1] “Afecto entre hombres
(siglos XIX y XX) Bromance”, me hizo interesarme aún más en la discusión.
Aquí es donde traigo a colación un personaje que fue igual de importante, inclusive,
me atrevería a decir que hasta en mayor grado que mis padres en mi proceso de
formación, esa persona es mi hermano.
![]() |
"Bromance" |
Andrea
Sofía Mejía De Castro, en su participación titulada “Sencillamente pura hermandad” (01/10/15),
expone: “Al observar el vídeo la
sensación que deja en mí, es un afecto de hermanos, que no debe verse como algo
extraño. Es su manera de demostrar cariño. Es como si las imágenes dijeran:
"Hermano yo estaré allí pase lo que pase"”.
Así
mismo lo vi, identificado plenamente por el amor tan inmenso que existe entre
mi hermano y yo, tan grande que muchas veces me cuestiono si seré mal hijo por
preferirlo a él, muchas veces por encima de mis padres. Pero lo cierto es que
este amor tan filial se lo debemos a ellos; porque fueron quienes nos lo
inculcaron.
Siempre
que nos vemos nuestro saludo es un beso en la mejilla y un abrazo en el que
ambos nos fundimos, es una acción que muchas personas no comprenden y si no
conocen nuestro parentesco, podrían hasta creer que raya en lo homosexual.
De
igual forma, esa bonita costumbre que nos enseñaron los “viejos” no cesará, y
espero algún día, si Dios me bendice con hijos, educarlos de la misma manera;
porque creo que el hecho de demostrarse afecto entre varones no incide de
ninguna forma en la orientación sexual, es tan solo un prejuicio, y en foro
todos coincidimos en esa apreciación, todos tenemos la convicción de que por el
contrario, una persona expuesta a tanto amor puede ser más productivo para la
sociedad.
REFERENCIAS
[1] SALAZAR,
MÓNICA. [moniCA Salazar]. (11 de febrero de 2015). Afecto entre hombres (siglos XIX y XX) Bromance. [Archivo de
video]. Recuperado de: <https://www.youtube.com/watch?v=d8NIuaAyskg>.